“La palabra de los dioses se ha vuelto ininteligible, o bien
esos dioses se han callado”, escribió Todorov, quien recoge una pregunta
desgarradora que se repite incansablemente y sin respuesta en el libro maya
del Chilam Balam: “¿Cuál será el profeta, cuál será el sacerdote que dé el
sentido verdadero de la palabra de este libro?”.
Escrito mucho tiempo después de la Conquista, durante el
siglo XVIII, las profecías del Chilam Balam eran retrospectivas: “Estas
cosas se cumplirán, nadie podrá detenerlas”; “Hay que amar esas palabras
como se aman las piedras preciosas, pues nos hablan de la futura
introducción del Cristianismo”.
El Chilam Balam de Chumayel narra un mito originario similar
al Popol Vuh, donde los dioses del inframundo dominaban y tenían cautivo al
universo.
En clave apocalíptica, al igual que otros relatos mesiánicos
de la época de la conquista, el Chilam Balam relata la destrucción y el
renacimiento de los nueve niveles del inframundo y los trece cielos, el
robo de la Gran Serpiente, el desmoronamiento del cielo, y el hundimiento
de la tierra.
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